lunes, 3 de septiembre de 2012

Una lección

Las letras se desprendieron del libro que ojeaba. Parecía que, al igual que a la fruta madura, se les agotara el tiempo.
Escaparon de las hojas como si bajaran por un tobogán, descendieron por el ca-mal de mi pantalón y huyeron de la salita. Pensé aplastarlas, pero la curiosidad me pudo. Opté por seguirlas.Al instante llegaron a la cocina y se colocaron frente al pozal de la basura. Entonces iniciaron una especie de ritual para buscarse unas con otras. Eran tremendamente ágiles, eficaces como un adjetivo bien puesto.A los pocos segundos habían formado una oración:“Aquí deberían terminar los libros sin alma”Y las 27 letras se metieron dentro, entremezclándose con otros desperdicios.Nunca más volví a escribir.
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 Con este texto participo en el concurso literario de http://estanochetecuento.blogspot.com.es/  en el mes de septiembre con el lema "como fruta madura". Espero que os guste.  

2 comentarios:

  1. Hola, Javier. Como te dije en estanoche..., me encanta tu escritura, pero no veo dónde participar de este blog. ¿Estoy tonta hoy o falta algo en este sitio? (He buscado varias veces).
    Un abrazo.

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  2. Susana, un placer tenerte por aquí. Y muchas gracias por tus palabras, me halagan mucho.
    Ricardo tampoco puede y me va a echar un cable. Por lo visto, me ha dicho que hoy no funciona la opción. No dejes de visitarme y nos vemos por aquí. Un abrazo.

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